Hoy la Asamblea General de Ciudadanos dispuso la puesta en marcha del sistema económico que se ha estado moldeando durante la última semana, inspirada en las propuestas anteriores para una economía neoaltariana, en el antropofismo propuesto años atrás por el Imperio de la América Mexicana, y en el sistema adoptado recientemente por el Fondo Monetario Intermicronacional.
Este sistema, que aún es un prototipo básico, está siendo puesto a prueba y será expandido durante los próximos días mediante la inclusión de nuevos conceptos económicos y sobre todo, más variedad de productos.
Un primer vistazo a la vida económica neoaltariana
Años atrás, la Asamblea pasó la que sería la resolución más importante y fundamental del sistema legal que aún se mantiene vigente en el país, el Documento Constitutivo, que establecía una peculiar política económica en la que conviven restricciones duras y abarcativas (tales como la prohibición absoluta de comercializar bienes necesarios para la subsistencia, como alimentos y viviendas) junto con una política totalmente liberal y desreguladora (política de cero impuestos, práctica ausencia de regulaciones sobre las empresas privadas - las únicas que hay, al no estar el Estado capacitado para participar en el juego económico), todo lo cual fue sancionado desde un marco ideológico que persiste hoy con la misma fuerza. Aun así, desde entonces no ha entrado en vigencia ningún sistema económico que pudiera poner a prueba la viabilidad de tales condiciones, de forma que hoy por primera vez estas reglamentaciones tuvieron utilidad práctica.
Apuntando a satisfacer de forma más eficiente las necesidades básicas de los individuos, y considerando estas normativas vigentes, se han instituido ya algunas asociaciones. Por ejemplo, la Federación Neoaltariana de Alimentos (FNA), que nuclea a varios grupos de productores agrícolas y relacionados para acordar políticas conjuntas en la producción de alimentos de forma comunitaria; el hecho de que sea una asociación económica mayor la que gestiona estas actividades permite desarrollar cierta especialización en los trabajadores contribuyendo a una producción más eficiente, además de abrir posibilidades como la adquisición de maquinaria que habría sido imposible de costear para cada familia que tuviera que procurarse el alimento por su propia cuenta. Asociaciones similares están previstas para la producción de otros bienes, mientras se delimita el alcance de la prohibición de comercio. Aun cuando no hay oposición alguna a la misma, una prioridad de todas estas asociaciones (referidas como asociaciones 'comunitarias'), incluida la FNA, es minimizar las horas de trabajo que cada persona deba cumplir hasta donde sea posible, y satisfacer las necesidades mínimas de la población para permitirles dedicarse a trabajos remunerados. Lo cierto es que no se espera que las horas de trabajo remunerado (y por lo tanto la paga) se acerquen a los números que manejan otras micronaciones, pero el quitar los - nada despreciables - gastos en comida y vivienda de la fórmula puede compensarlo. Por el momento, la economía neoaltariana es prácticamente de subsistencia y no pone grandes exigencias a los ciudadanos; el tiempo dirá si tras la introducción de más actividades económicas el sistema comunitario termine siendo un peso o una bendición para la comunidad.
Seguridad y salud comunitarias
Además de la producción de bienes, el sistema comunitario se extiende hacia los servicios que normalmente son competencia del Estado. Si bien oficialmente no se han creado, desde la Asamblea se están haciendo las últimas gestiones para crear un cuerpo de seguridad y un sistema de salud comunitarios. Los profesionales que ofrezcan sus servicios en estas instituciones no recibirían en principio un sueldo a cambio, sino que al formar parte de la red de asociaciones comunitarias recibirían lo necesario para una vida digna de parte de las demás asociaciones; aun así, hay cierta falta de acuerdo (especialmente en el caso de los médicos) puesto que para ejercer estas actividades se requiere de un nivel de instrucción y dedicación que excede la idea de "asistencia entre vecinos" de la que se tiñe todo el sistema comunitario.
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